no sin antes aferrarme
a nuestro idílico amor
ahora que tan solo
queda un suspiro,
pues sigo respirando
sobre las ascuas
imprimidas en nuestro lecho,
y me cubro con los túles
que dejamos bordados
entre deseos y hechos,
y tomo caricias de las cicatrices
postradas sobre las sábanas.
Ahora que te has ido ya podrás
arrancarme la piel y el sentir
despojarme de todas mis pétalos
pero extirpar la raíz
de nuestro alma ardiente
eso, con eso no podrás.
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