Pierde,
cada vez que oprime
anegando el derecho
no escrito de posesión.
Pierde,
en cada herida ignorada
agonizando el dominio
de las lindes cicatrizadas.
Pierde,
en cada afluente de vida
de posesión y deseos fieros
de su prisión de amor.
Pierde,
de tanto apurar el querer
los grilletes se rinden
y dan paso a la libertad.
Pierde, yo gano.